viernes, 22 de abril de 2011

Y faltas tú

No faltó nadie, todos estuvimos en la fiesta, la velada discurrió impecablemente, todo funcionó a la perfección, todos estábamos contentos, nada atribulaba nuestros corazones, todo fueron parabienes y felicitaciones.
Y a continuación, nuevamente la calma, la vida sigue, la paz fluye, la primavera estalla, las golondrinas han regresado una vez más, y los gorriones, al amanecer cantan desaforados como siempre.
Solo una única nube tachona el impoluto cielo, tu ausencia, tu irreparable destierro, porque destierro es dejar sin tierra y también es estar lejos. Solo faltas tú, como me faltas en cada inspiración pulmonar o en cada sístole vascular.
El tránsito de la risa al llanto y viceversa se ha convertido en un sencillo hábito, en una peculiar y nueva función fisiológica, tan familiar y espontánea como pensar o comer. Qué agradable tiene que ser, medito a veces, yacer y dormir y no tener ya nunca tristeza ni dolor que sufrir, que el olvido tienda su espeso manto definitiva e inapelablemente.
Visto con objetividad, tal y como nos dice el bueno de Job, -pocos son los días del hombre nacido de mujer- y en consecuencia pocos serán los días de tribulación y tristeza. Esa es la esperanza, el alivio, y el lenitivo cotidiano del que agota sus días en vanas e insípidas tareas, y es del mismo modo el mejor incentivo y el mejor bálsamo para justificar la existencia socavada y minada del que perdió lo mejor de la suya.
Cada vez que escribo en los términos que lo acabo de hacer, me propongo no repetirlo, pero cada vez que me aplico a la tarea reincido nuevamente. No soy consecuente, me contradigo, hoy digo una cosa y mañana pienso otra. Así es, efectivamente me contradigo y me desdigo, y aquí dejo constancia, es más, me precio y jacto de ello.
Insertaré un vídeo con una canción que siempre me ha gustado, data de un tiempo en que el marchamo de lo catalán era para mí garantía de calidad, modernidad y tolerancia, algo perdido hoy irreparablemente. Habla de una fiesta con mucha gente y en la que solo faltaba una persona: -Y faltas tú– dice hacia el final.

miércoles, 13 de abril de 2011

Bendita tu luz

Bendito el lugar y el motivo de estar ahí
bendita la coincidencia.
Bendito el reloj que nos puso puntual
ahí bendita sea tu presencia.
Bendito Dios por encontrarnos en el camino
y de quitarme esta soledad de mi destino.

Bendita la luz,
bendita la luz de tu mirada
bendita la luz,
bendita la luz de tu mirada
desde el alma.

Benditos ojos que me esquivaban,
simulaban desdén que me ignoraba
y de repente sostienes la mirada.
Bendito Dios por encontrarnos
en el camino y de quitarme
esta soledad de mi destino.

Bendita la luz,
bendita la luz de tu mirada
bendita la luz,
bendita la luz de tu mirada, oh.

Gloria divina de esta suerte,
del buen tino,
de encontrarte justo ahí,
en medio del camino.
Gloria al cielo de encontrarte ahora,
llevarte mi soledad
y coincidir en mi destino,
en el mismo destino.

Bendita la luz,
bendita la luz de tu mirada
bendita la luz,
bendita la luz de tu mirada.

Bendita mirada, oh,
bendita mirada desde el alma.
Tu mirada, oh oh,
bendita, bendita,
bendita mirada,
bendita tu alma y bendita tu luz.
Tu mirada, oh oh.
Oh oh, te digo es tan bendita
tu luz amor.
Y tu mirada oh, oh.
Bendito el reloj y bendito el lugar,
benditos tus besos cerquita del mar.
Y tu mirada, oh, oh.
Amor amor, qué bendita tu mirada,
tu mirada amor.

Maná y Juan Luis Guerra


No había vuelto a escuchar esta canción Jaime, pensando en la luz de tu mirada la recordé y la busqué en You Tube. Al instante las lágrimas afloraron en mis ojos.
A diario uno de nuestros pasatiempos favoritos era ver videoclips en el Canal Latino juntos. Cuando me levantaba de la siesta indefectiblemente espesa, desorientada y malhumorada tú me cogías de la mano y nos sentábamos en el sofá frente al televisor mientras yo tomaba mi café gracias al cual paulatinamente iba despejándome. Era nuestro rato de juerga diaria, jugábamos a hacer comentarios demoledores, reflexiones ácidas y despiadadas sobre las canciones y los cantantes. Tú te desternillabas de la risa. Esto sucedía con la mayor parte de los videoclips, pero de vez en cuando indultábamos alguno, concretamente este que hoy cuelgo aquí era de nuestros preferidos.
Ya nunca he vuelto a ver ese canal, es demasiado doloroso para mí.
Esta canción es nuestra Jaime, yo te la dedico, porque la luz de tu mirada desde el alma ha sido y es la fuerza que me levanta del suelo. Bendito el reloj que nos puso puntual ahí y que hizo coincidir nuestros destinos. Bendita la coincidencia y bendito Dios por hacer que nos encontrásemos en medio del camino.
Te quiero, hijo.





jueves, 7 de abril de 2011

Jaime, el niño perdido en el templo…





Paz,


Contestando a mi última entrada sobre la Basilica de Santa Maria in Trastevere me has recordado aquel verano cuando la visitamos juntos. Jaime desapareció un rato en la iglesia y no lo encontrábamos. Acabábamos de ver una estatua de San Antonio al que gente de todas las culturas y creencias confía peticiones escritas en papeletas. Le preguntaste dónde se había metido y no supo o no quiso contestarte. Para ti siempre fue un misterio y por supuesto ahora lo es más que nunca. Me he puesto a imaginar que, a lo mejor, entre todos esos papeles, hay uno que Jaime escribió, y en el que dejó plasmado un deseo, una preocupación, o una de sus ideas atrevidas e incluso irreverentes que hizo sonreír a San Antonio y al niño que lleva en sus brazos.


También me preguntas quien ha escrito esas frases sobre el amor de una madre por su hijo. Son del profeta Isaias. Aquí tienes el texto, un poco mas completo, para que puedas apreciarlo mejor. El profeta atribuye a Dios ese lenguaje tan poético, comprometido, apasionado y lleno de ternura. No hace falta que te lo comente. Saboréalo y déjale que te consuele porque, precisamente, para eso fue escrito. Para ilustrar este texto, cuelgo una imagen del pintor Hadbank.


Besos,


Maria Pilar


Así dice el Señor: «En el momento propicio te respondí, y en el día de *salvación te ayudé. Ahora te guardaré, y haré de ti un *pacto para el pueblo, para que restaures el país y repartas las propiedades asoladas; 9 para que digas a los cautivos: "¡Salgan!" , y a los que viven en tinieblas: "¡Están en libertad!" »Junto a los caminos pastarán y en todo cerro árido hallarán pastos. 10 No tendrán hambre ni sed, no los abatirá el sol ni el calor, porque los guiará quien les tiene compasión, y los conducirá junto a manantiales de agua. 11 Convertiré en caminos todas mis montañas, y construiré mis calzadas. 12 ¡Miren! Ellos vendrán de muy lejos; unos desde el norte, otros desde el oeste, y aun otros desde la región de Asuán.»[a] 13 Ustedes los cielos, ¡griten de alegría! Tierra, ¡regocíjate! Montañas, ¡prorrumpan en canciones! Porque el Señor consuela a su pueblo y tiene compasión de sus pobres. 14 Pero *Sión dijo: «El Señor me ha abandonado; el Señor se ha olvidado de mí.» 15 «¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré! 16 Grabada te llevo en las palmas de mis manos; tus muros siempre los tengo presentes. 17 Tus constructores[b] se apresuran; de ti se apartan tus destructores y los que te asolaron. 18 Alza tus ojos, y mira a tu alrededor; todos se reúnen y vienen hacia ti. Tan cierto como que yo vivo, —afirma el Señor—, a todos ellos los usarás como adorno, los lucirás en tu vestido de novia. 19 »Aunque te arrasaron y te dejaron en ruinas, y tu tierra quedó asolada, ahora serás demasiado pequeña para tus habitantes, y lejos quedarán los que te devoraban. 20 Los hijos que dabas por perdidos todavía te dirán al oído: "Este lugar es demasiado pequeño para mí; hazme lugar para poder vivir." 21 Y te pondrás a pensar: "¿Quién me engendró estos hijos? Yo no tenía hijos, era estéril, desterrada y rechazada; pero a éstos, ¿quién los ha criado? Me había quedado sola, pero éstos, ¿de dónde han salido?" »


Añadiré unas fotografías ilustrativas de aquella anécdota a la que te refieres. (Vicente)




Roma (04/07/2006)

domingo, 3 de abril de 2011

Pensando en vosotros





Queridos Paz y Vicente,


Hace unos días, en la preciosa Iglesia de Santa Maria in Trastevere que a Paz tanto le gusta, oí proclamar dos frases bíblicas que me llevaron directamente a vosotros y a Jaime.


“ ¿Acaso una madre puede olvidar al hijo de sus entrañas? Pues aunque lo llegara a olvidar, yo nunca te olvido... Tengo tu nombre escrito en la palma de mi mano”


No os olvido.


Maria Pilar