miércoles, 5 de mayo de 2010

Carta de Menchu

Me temo, Menchu, que no voy a dar la talla en esta presentación que me encomienda Paz. No quiero repetir adjetivos que ya he utilizado y que colocarían, tu aportación, en términos equiparables o de igualdad con otras colaboraciones en este blog.
Cuando creía que todo estaba dicho apareces con esta carta y en su contenido vuelvo a apreciar nuevos matices, contribuciones, auxilios, convergencias…en esta, mi nueva vida, a la que no acabo de adaptarme.
Mi mundo, bien lo saben los que me conocen, siempre ha sido el campo, el romero, la pólvora, las perdices, los caballos.
Eso es lo que he mostrado a mis semejantes y ese es el fulcro en el que descansa mi vida interior. Nada sería lo uno sin lo otro y difícilmente sobreviviría sin el complemento de ambas cosas.
La muerte de Jaime pone de relieve y expone la otra cara de mi existencia, mis contradicciones, mis dudas, que son a final de cuentas las de todo ser humano. Quiero pensar que a ti te ocurre algo similar y que toda la poesía, espiritualidad, misticismo y sensibilidad que rezuma tu carta se origina por el mismo acontecimiento.
Vuelvo a incidir en el concepto de la “solidaridad cósmica”, en el que nos inició María Pilar, hermana de Paz, y con el que ando siempre a vueltas.
Consigno literalmente tu carta, incluido su título e ilustraré la entrada con la obra que mencionas. Escribo esta entrada a vuelapluma, las premuras de lo cotidiano, que tanto aborrezco así me obligan a hacerlo.

Un fuerte abrazo de Menchu Sauras
Hace ya muchos años, contraje una deuda de gratitud contigo, Paz. Una pequeña anécdota que ahora no viene a cuento hace que te tenga un cariño especial. Y es que no sabemos cuán importantes son nuestros actos, hasta los más pequeños. Todo cuenta. Una minúscula semilla puede convertirse en un árbol enorme.
No conocí a Jaime, ni siquiera llegué nunca a verle; pero lo estoy conociendo a través vuestro, de vuestras palabras, de ese precioso blog que leo con un nudo en la garganta y sin poder contener las lágrimas.
Y encuentro a un ser que, en el plano material de esta vida, se realizó si no completamente (ya que su vida fue muy corta, cortísima) si lo hizo con una plenitud que muchos en mil años que viviéramos no alcanzaríamos.
Veo un pequeño genio, y pienso que algunas personas tan geniales, tienen, de adultos, vidas incomprendidas y tormentosas. Son demasiado diferentes a sus congéneres. "Su reino no es de este mundo".
Veo a un niño superdotado. Pero, sobretodo, me gustan las anécdotas de los que tuvisteis el privilegio de conocerle. Con vuestros recuerdos vais dibujando los rasgos de un carácter absolutamente singular y adorable y me va enamorando, hasta tal punto, que sin haberlo tratado, me sorprendo echándole de menos.
Veo a un niño muy feliz (y esto es algo que muchas personas no podríamos haber dicho de nuestros hijos, incluso a esa edad) que contribuyó a vuestra felicidad y vosotros a la suya. Paz, Vicente, Ana, habéis sido muy afortunados de tenerlo a vuestro lado.
Mientras digo esto, aún siendo una realidad, me suena un poco a lugar común que habréis oído mil veces sin que os sirva de consuelo.
¿Qué consuelo pueden tener unos padres ante una muerte contra natura? y pienso también en Mª Pilar y Manolo.
Desgraciadamente, no conocí a Jaime, no puedo hablar de él, no tengo recuerdos compartidos...
Y me da cierto pudor entrar, con esta carta, en ese recinto casi sagrado que habéis creado. Como si no tuviera derecho a entrar en esa atmósfera íntima que oigo palpitar y respirar, sin duda con su latido y con su aliento.
El os ha inspirado una belleza de blog. Y no lo digo sólo por el esmero, lo cuidado que está y por tanto arte que contiene. Es bellísimo en si mismo; atraviesa, él también, todas las fibras una a una y llega a la esencia del ser.
Cuando ocurre algo tan tremendo, no podemos entender Cómo es posible que la vida continúe a nuestro alrededor, y que el mundo no quede detenido con nosotros. Mientras, seguimos con nuestras rutinas, pero como si fuésemos, solamente, actores interpretando sus papeles en una farsa. Viviendo una "realidad virtual".
Qué fácil sería quedarse atrapados sólo por la ira, los apegos y rechazos, el sentimiento de injusticia... pero la luz y el amor que os impregna es un contrapunto a odios y oscuridades.
Y es que en una perfecta alquimia habéis transmutado el dolor ( ese profundo dolor que ni siquiera soy capaz de concebir, un dolor que cuesta creer que un ser humano pueda soportar) en Amor, un amor que es lo mismo que decir SANACIÖN. El otro día os ví; y, así como estáis, bendecidos por vuestro hijo y hermano vosotros mismos sois una bendición para cualquiera que esté delante vuestro.
Al terminar de escribir esto, quise evocar una obra de arte, así como vosotros hacéis, e instantáneamente recordé una pintura de Zóbel (no recuerdo el título) Es, creo, un puente (símbolo de tránsito) sobre un río, aunque a mi me parece suspendido sobre un abismo. Pero, no es por eso, sino por esa luz dorada típica suya, que me evoca la LUZ de la que está hecho y a la que pertenece el alma de Jaime... y de Gonzalo y ya, también Pilarín; a la que siempre quise y por la que siempre me sentí querida y tan bien tratada. Cuando fui a verla al hospital, pude expresarle mi cariño y también le dije que para mi era muy buena suegra y abuela y... se enteró. vaya si se enteró. entreabrió los ojos y con su elegancia y sensibilidad, ella misma también me preguntó por mi madre.


Fernado Zóbel