viernes, 17 de junio de 2011

La Sagrada Pléyade

La Sagrada Pléyade
Frío y noche llenarían la tierra y el alma
se hundiría en la miseria,si los dioses
benignos no enviaran, de cuando en cuando,
a este mundo tales adolescentes para
rejuvenecer la vida de los humanos.

La muerte de Empédocles, Johann Christian Friedrich Hölderlin

Tu recuerdo pervive aureolado de la atmósfera poética, de ensueños, del arte y de la música.
Recrear y recordar para conocer y continuar viviendo en tu compañía es un ejercicio diario al que me he habituado con disciplina. La estela de tus escasos cinco mil días perdura indeleble en mi corazón.
¿Me restarán tantos?, cinco o diez mil, no muchos mas, quien sabe. Mis primeras entradas abundaban en esta incertidumbre.
¿Para cuando mi cita en Samarra?
El destino no tiene perdón ni para ti, ni para los demás; con su furia codiciosa arrasa con nuestras existencias. Los hados trazaron contigo el más extraño y extraordinario de los azares y ahora que nos ha sumido en esta infinita soledad, es difícil prever qué dirección tomará de nuevo la fatalidad con su corriente traidora y pérfida.
Allí donde hoy se agota la vida como un río seco, dejando ver el fangoso cauce, mañana puede correr de nuevo rica y abundante.
Me resta el consuelo de llegar hacia el final y poder parafrasear a Goethe:
"Aprendí a vivir; dilatad, oh, dioses, mi tiempo."
¡No me olvides hijo, que yo tampoco te olvidaré!


19/01/2008


20/01/2008