martes, 18 de mayo de 2010

Como encantadas por una luz ligera...

Aitana, niña mía, baja la primavera
para ti quince flores pequeñas y graciosas.
Sigues siendo de aire, siguen todas tus cosas
siendo como encantadas por una luz ligera.

Aitana, niña mía, fuera yo quien moviera
para ti eternamente las auras más dichosas,
quien peinara más luces y alisara más rosas
en tus pequeñas alas de brisa mensajera.

Aitana, niña mía, ya que eres aire y eres
como aire y remontas el aire como quieres,
feliz, callada y ciega y sola en tu alegría,

aunque para tus alas yo te abriera más cielo,
no olvides que hasta puede deshojarse en un vuelo
el aire, niña Aitana, Aitana, niña mía.

- Rafael Alberti, 9 de Agosto de 1956


Jaime, aqui siguen tu violoncello y el atril , tu piano, tus partituras, las enciclopedias de arte y de geografía que incansablemente consultabas a todas horas en posturas inverosímiles y en lugares increíbles.
Aquí siguen tu ropa, tus botas de montar, tu caballo, tus perros, tu ordenador portátil, todas tus cosas, "como encantadas por una luz ligera". Todas esperando que vuelvas, "con tus pequeñas alas de brisa mensajera" a devolverles la vida que tu les dabas, todas esperando la resurrección.
Paz.