ESCRIBE MARIA
Queridos Vicente,
Estos días que vienen van a ser particularmente dolorosos para toda la familia y, de manera muy muy especial, para vosotros tres. Os llevo a menudo en el pensamiento, me acerco a vosotros con el corazón e intento ponerme en sintonía con vuestros sentimientos.
No encuentro palabras o gestos suficientemente adecuados para deciros lo cerca que quiero estar de vosotros.
Desde que escribí la última vez en el blog, el episodio de Emaús que Vicente había ilustrado con un cuadro de Caravaggio sigue iluminándome cuando pienso en Jaime, en su presencia/ausencia, en su ser/no-ser. Hoy os lo quiero proponer como una clave de lectura de estos últimos 12 meses y lo acompaño con dos obras de Arcabas, artista francés contemporáneo que admiro por su capacidad de combinar el realismo con lo simbólico.
La historia de Emaús y la vuestra tienen mucho en común. Emaús cuenta el dolor indecible que causa una relación privilegiada inesperadamente truncada. La muerte ha roto los sueños y borrado el sentido. Por eso, el itinerario de Emaús empieza dando la espalda al futuro, avanzando a contracorriente de la vida.
En ese camino, alguien se acerca mostrando interés, preguntando, escuchando. Es un gesto de compasión que tiene el poder de ablandar y liberar la palabra, primer paso (interior) hacia la vida y el futuro.
Vuestro camino de Emaús ha sido 12 meses de largo. Ahora podría ser el momento de rememorar todas las personas que se han acercado a vosotros mientras caminabais tristes y cabizbajos y que os han ofrecido un corazón que escucha. No habéis caminado en la soledad y en el olvido. La avalancha de cariño y de cercanía que habéis recibido desde que Jaime murió no puede darse por descontado. Uno de los mejores homenajes que podéis ofrecer a Jaime en este primer aniversario, es decirle, uno por uno, los nombres de esas personas, y el don que cada una ha representando para vosotros y también para él.
Emaús es la historia de una presencia que los ojos, acostumbrados à la luz, no saben todavía discernir en
No desconfiéis del corazón, cuando éste os susurra que Jaime forma parte de ese Todo en el que todos nos encontramos. Seguid el ejemplo de los de Emaús: “ ¿Verdad que dentro de nosotros ardía nuestro corazón…”.? o del Principito “No se ve bien mas que con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos”
¿Podéis contar las veces que, durante estos últimos 12 meses, ha ardido vuestro corazón porque, de una manera o de otra, habéis “sentido” la presencia de Jaime?
En la historia de Emaús el sinsentido y la confusión del principio se transforman en decisión de dar media vuelta y de orientarse hacia el futuro, hacia
Paz, me acuerdo que una de las primeras cosas que me dijiste, cuando hablamos por teléfono, unas horas después de la muerte de Jaime fue: “ tengo que encontrar un sentido nuevo a mi vida… tengo que darle otra orientación…”
A mi me maravilla el pensar que, en aquellos momentos de dolor inmenso, ya llevabas en ti la llamada de Emaús. Dios estaba ya contigo, con vosotros, invitándoos a la Vida.
Porque venís de donde venís, sois testigos creíbles del milagro de Emaús.
Muchos besos,
Maria Pilar