Como ya hice en la pasada edición, transcribo a continuación las palabras de María Pilar Benavente en el Acto Inaugural de nuestro II Concurso, que como ya dije el pasado año por estas mismas fechas, no pueden confiarse a la frágil y voluble memoria y a sus caprichosos filtros. Confío nuevamente en este soporte para su salvaguarda, espero no errar.
Queridos amigos y amigas,
Buenas tardes! En nombre de la Asociación Cabriante os doy la más cordial
bienvenida a este acto inaugural del segundo Concurso Jóvenes Promesas del
Violonchelo “Jaime Dobato Benavente”.
Pensando en lo que vamos vivir durante este fin de semana me ha venido a la
mente la mariposa Monarca que, por su singular ciclo de vida, se ha convertido
en metáfora para muchos artistas y pensadores.
Cuando llega el otoño, millones de mariposas Monarca inician un viaje de
migración transatlántica de aproximadamente 5000 kilómetros, desde el Sur del
Canadá hasta las montanas del Centro de Méjico para pasar el invierno en los
bosques de pino y oyamel de Michoacán.
El peso de un número tan grande de mariposas llega a hacer inclinar a las
ramas de los árboles sobre las que se posan. Cuando vuelan tiñen el ambiente
con sus colores naranja y marrón. Y ellas, que son tan silenciosas, producen –
por el hecho de volar juntas- un sonido parecido a la lluvia, esa “música
callada” de la que habla San Juan de la Cruz en uno de sus versos La música callada La Soledad Sonora, y
que dio título a una obra del músico catalán Federico Mompou
Durante el tiempo que dura esa aventura de ida y vuelta se suceden cuatro
generaciones de mariposas. El cómo pueden llegar cada año a los mismos lugares
sin haber hecho el viaje previamente sigue siendo un tema de investigación.
Para los aztecas, la mariposa Monarca representaba el espíritu de los
muertos que, cada otoño, volvían a estar
presentes entre ellos.
Son una metáfora de la vida y de su metamorfosis. Nos hablan de ligereza y
de vigor; de vulnerabilidad y de resistencia, características de la existencia
en general y, sobretodo, de una vida incipiente como es la de un niño, la de
los jóvenes que hoy estáis aquí entre nosotros.
Sois vosotros, amigos y amigas participantes, los que me habéis hecho
pensar en la mariposa Monarca porque, mientras que para algunos de nosotros el
tiempo produce envejecimiento, y para otros cambio, para vosotros el tiempo
engendra metamorfosis, transformación.
Metamorfosis es lo que ocurre de manera espectacular cuando una oruga se
envuelve en su crisálida y que, de allí, surge una mariposa.
El liquido amniótico en el que os movéis hacia el futuro tiene en su composición la belleza y la
elegancia del sonido del violonchelo. En vuestra crisálida, en ese espacio en
el que os vais transformando poco a poco en adultos, hay música y arte, amistad
y estímulo. Eso nos alegra y nos da confianza para vuestro futuro y para el
futuro de la sociedad, porque creemos que el arte, y particularmente la música,
nos vuelve mejores, crea lazos, nos hace más sensibles, abiertos, universales y
humanos.
La Asociación Cabriante desea que este fin de semana sea, para cada uno de
vosotros, una experiencia que contribuya a vuestra propia metamorfosis y que os
ayude a crecer no solamente como músicos sino también, globalmente, como
personas.
En uno de sus libros, el filosofo español José Antonio Marina cuenta como
se emocionó al leer en Hemingway que “el
coraje consiste en mantener la gracia en condiciones adversas”. Y Marina
comenta: “ todo lo que sale de la inteligencia creadora es vuelo pero a veces
lo hace en condiciones atmosféricas dramáticas”. En este vuelo que es la vida “
hay que contar con el coeficiente de adversidad de la realidad que puede ser
terrible”.
Este Concurso de Jóvenes Promesas del Violonchelo existe gracias al coraje
de dos personas (Vicente y Paz) que han sabido volar en esas condiciones tan
terriblemente adversas como son las de perder un hijo, Jaime, a los 12 años de
edad. Han mantenido la gracia sabiendo sacar del dolor la energía creadora y la
proyección hacia los otros y hacia el futuro.
Es difícil creerlo pero así es: el dolor también puede ser – a ciertas
condiciones y en ciertas ocasiones- levadura que levanta humanamente.
Volviendo a la metáfora del principio, sabemos que cuando llega la
primavera, la mariposa Monarca aprovecha corrientes de aire ascendiente para
continuar su itinerario de vuelta.
Queridos Paz y Vicente, en vuestras familias y amigos tenéis esas
corrientes ascendientes que os sostienen e impulsan a continuar poniendo en
obra la iniciativa de este Concurso por la contribución positiva que representa
para los jóvenes, para la ciudad de Alcaniz y para el desarrollo del arte en
nuestro país.
A todos y a todas, gracias por vuestra presencia y que pasemos juntos un
muy buen fin de semana
Gracias!
Maria Pilar Benavente
23 septiembre 2011