Yacen aquí, entre la
ropa de su hermana
las cenizas de Jaime Dobato Benavente,
nacido de Paz, esposa
de Vicente,
niño de ojos claros y
miembros sanos.
< Fui el más dichoso de
los seres
como hijo y como
hermano,
amé a los que me amaban e hice de nuestro hogar
un sitio de felicidad
y alegría,
porque andaba en todas
partes y complací a todos.
Fue mi obsesión el
conocimiento, las ciencias, las artes,
y las actividades humanas
que se me brindaron.
Naces y te ves
obligado a vivir,
caí del caballo en el
complejo ejercicio de la vida
y un certero golpe
puso fin a mi existencia >
Requiem æternam dona
eis, Domine
4 comentarios:
Me seguirá quedando mientras siga caminando por las sendas de esta vida haber conocido, pudiéndolo tocar, a Jaime, digo tocar, porqué como en otras ocasiones he comentado, de una manera u otra lo he sentido y lo he ido conociendo en los últimos dos años. Al final del peregrinaje, a buen seguro, tendré esa oportunidad.
Córdoba me llevó a Maimónides y este a su Guía de Perplejos, que sean sus palabras las que te den la réplica, Nacho.
“quiera el Señor abrirte su gran tesoro, que son los cielos”
A propósito de epitafios adjunto uno de mis favoritos: el que el poeta latino, nacido en Calatayud, Marcial, dedicó a la pequeña Erotión.
" A vosotros Frontón y Flacila, sus padres, esta niña os confío,
la pequeña Erotión, goce de mis labios
y a mis delicias, para que venza el miedo a las negras tinieblas
y a las fauces monstruosas del can Tartáreo.
Hubiera visto derretirse el hielo de su sexto invierno,
con que hubiese vivido igual número de días.
Que entre tan venerables protectores juegue y retoce eternamente
y pronuncie mi nombre con balbucientes labios.
Fosca hierba, no cubras para siempre sus blandos huesos. Tierra, no le seas pesada:
no lo fue ella para tí"
Marcial, v 34, poeta latino, 40 - 104
Versión de Luis Alberto Cuenca y Antonio Alvaz;
Antología de la poesía latina
También recuerdo otra traducción de los últimos versos, mis preferidos, parecida aunque ligeramente diferente.
Dice así:
" Fosca hierba, no cubras para siempre sus blandos huesos
Tierra, no le peses
Ella no te pesó"
O lo que es lo mismo:
"Sit tibi terra levis".
La fortuna me ha concedido la gracia de convivir desde hace muchos años con una gran artista, lo cual me ha permitido apreciar y percibir el arte en toda su extensión y en sus más elevadas y puras manifestaciones.
Digo esto a propósito de lo que a continuación refiero:
Paz me sugiere que modifique la segunda parte del primer verso y yo no sé como hacerlo. Quede, pues, constancia de su desaprobación y en el otro extremo de mi preocupación.
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