"Enhiesto surtidor de sombra y sueño que acongojas el cielo con tu lanza..."
Desgranaba Gerardo Diego estos versos reflexionando sobre el ciprés que todavía hoy se yergue en el claustro del monasterio de Silos.
En el capitel más emblemático del claustro posa Jaime, remedando la actitud de Jesús frente a Tomás el Apóstol:
- Pon aquí tu dedo y mira mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente -
Entonces Tomás respondió y le dijo:
-¡Señor mío y Dios mío!-
(Juan 20: 27, 28)
Desgranaba Gerardo Diego estos versos reflexionando sobre el ciprés que todavía hoy se yergue en el claustro del monasterio de Silos.
En el capitel más emblemático del claustro posa Jaime, remedando la actitud de Jesús frente a Tomás el Apóstol:
- Pon aquí tu dedo y mira mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente -
Entonces Tomás respondió y le dijo:
-¡Señor mío y Dios mío!-
(Juan 20: 27, 28)
Si tuviera un mínimo indicio de que me iba a reunir contigo, mi partida no se demoraría un instante, pero yo como Tomás, hijo mío, necesito introducir la mano en alguna parte. Lo que aquí dejaría es mucho, tú lo sabes, y estoy comprobando que no se puede andar por ambos lados del lindero.
Por dos veces consecutivas, Mar, casada con mi primo Antonio, madre de cuatro hijos y viuda del mismo, me habló en la Iglesia el domingo de Resurrección, mientras yo lloraba amargamente tras haber “tirado de las palometas”:
- ¡Vicente: Jaime te está viendo desde el cielo! –
Entonces creí, como ella cree, no me cupo la menor duda, estabas viéndome; era la prueba, la señal que necesitaba. Pronto se desvaneció.
Por dos veces consecutivas, Mar, casada con mi primo Antonio, madre de cuatro hijos y viuda del mismo, me habló en la Iglesia el domingo de Resurrección, mientras yo lloraba amargamente tras haber “tirado de las palometas”:
- ¡Vicente: Jaime te está viendo desde el cielo! –
Entonces creí, como ella cree, no me cupo la menor duda, estabas viéndome; era la prueba, la señal que necesitaba. Pronto se desvaneció.
4 comentarios:
Vicente, esta semana santa vimos en Barcelona una exposición de mi admirada Ouka Leele, todo lo que hace y dice esta mujer para mí es una referencia y el lema de dicha exposición era en siguiente: " Hay que creer para ver, no ver para creer". Desde que lo leí me esfuerzo en " creer" ya que me resulta infinitamente más enriquecedor que no hacerlo, quiero ver signos y señales que me indiquen que Jaime sigue con nosotros. Lo mismo digo con mi madre.
Querido Jaime:
Llegó otra fecha màs en la cual es imposible no mencionarte. Tu "querido" San Jorge. Cuanto lo disfrutabas como todo lo que hacias y nos lo hacias disfrutar a los de tu alrededor. Este año tiene otro color es gris y triste, no estas tu con tus continuas anecdotas brillando con tu sonrisa y aquel brillo de tus ojazos.
!Quien se lo iba a esperar hace un año¡. Como siempre te digo dales fuerzas a los papàs y a la tata y acuerdate de todos los que te quisimos y no te olvidamos. Un beso.
Alicia
SAN JORGUE
Llevamos años venciendo al dragron , parece que este año nos ha vencido pero solo en apariencia,puesto que tu recuerdo,tus fotos,tus padres,tu hermana,tus anecdotas, hacen que sintamos que estas con nosotros.
Mi participacion en esta fiesta no hubiera sido posible sin vuestra ayuda.Vicente ayudandome con el caballo y Jaime con los atuendos, que mas de una vez ,primero se los ponia el y luego me los ponia yo (mostrare unas fotos).GRACIAS a los dos.
Mañana te echare de menos.
Un beso
Raul
Vicente no me cabe ninguna duda de que Jaime estaba con nosotros el Domingo de Resurrección en la Plaza cuando tu soltaste "las palometas". Yo creo que todos estábamos pensando en Jaime en ese momento y entre lágrimas disfrutamos del vuelo de las palomas. Es un momento muy sencillo pero muy emocionante a la vez, yo creo que todos lo disfrutamos como algo grande.
Mª José
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