viernes, 3 de junio de 2011

El infierno

“El infierno es esto”, me dijo Paz hace unos días y puede que así sea.
¡Dios como duele!, y que no haya encontrado en todo este tiempo dolor equiparable al mío.
He visto en el fragor del mediodía la muerte cara a cara, la he visto reptando desde el otro lado, he conocido el horror absoluto y sin paliativos, y he conocido la mutilación y la locura. La cordura ha sido un tormento y anhelar la aniquilación un alivio.
No imagino ni conozco atrocidad de esta dimensión, saber de ella, tal vez, me sirviera como medicina y sedación. Pero no existe, lo sé con la certidumbre que me ha concedido el tiempo, cuya perspicacia siempre pondero.
Un día de agosto, un día aciago, acostado sobre una tierra aspera y egoísta, se resolvió mi existencia, vi la realidad y el espanto, el presente y el futuro, el pánico y la miseria, fundidos y desleídos en la atrocidad de un instante, en el abrazo inútil sobre el que rebosaba el tiempo, en la impasible mañana vívida como un sueño.
Supliqué piedad pero la Muerte no conoce piedad, clemencia ni justicia; es la Muerte.
Hay horas en la vida llenas hasta derramarse, mientras otras, son insignificantes, huecas e insubstanciales y se limitan a desvanecerse en el tiempo. Estas que yo refiero desbordan y rebasan todos los límites y márgenes comunes.
Lo que antecede es nada más que literatura, quien me frecuenta sabe bien que mi estado de ánimo no se corresponde con la desesperación y tristeza que aquí se traslucen, esta actitud concierne a mis horas más bajas, que gracias a Dios y a mi hijo que vela incansable por mi, son las menos.

“El infierno de los vivos no es algo por venir: hay uno, el que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Hay dos maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es riesgosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y dejarle espacio.”
ITALO CALVINO, ‘Las ciudades invisibles’.

Adjunto, para ilustrar mi entrada la obra de, Hieronymus Bosch (El Bosco), El Jardín de la Delicias. La tabla de la derecha representa de modo magistral su particular modo de ver el infierno.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Familia.

Me alegra leer ese final, ese párrafo que dicta tú día a día, saber que quién os frecuenta tiene la suerte de vuestra compañía en “plena forma”.

Después de tantos momentos de dudosa dicha en los que estuvimos juntos, ahora que la espalda se acostumbró a la carga, me gustaría estar más junto a vosotros, gozando de esa renovada, aunque no nueva, “plena forma”. No dentro de mucho, un día de los corrientes, apareceré por ahí para pasar un fin de semana y molestar un poco(con encargos Paz, con encargos).

Os quiero mucho a todos.

FIZ

Paz Benavente dijo...

Hola Félix.
Es muy optimista por tu parte pensar que estamos en "plena forma". Podríamos decir que vamos recuperando poco a poco algo del terreno perdido en la catástrofe vivida pero te aseguro que la herida sigue sangrando y mucho.
Bueno, me encantaría que vinieses a vernos. El 25 de Junio tenemos el Concierto del Jurado del 1º Concurso Nacional para Jóvenes Promesas del Violoncello Jaime Dobato Benavente que será en la Iglesia del Castillo de Alcañiz y correra a cargo de los profesores Dimitri Furnayev y Nuria Gañet, así que os esperamos ese finde con los brazos abiertos. Despues del Concierto tomaremos cava en los jardines del Parador, ¿ quien puede resistirse a un programa tan tentador?.
Tambien quiero animar a Claudia para que se venga esos días.
Me alegra saber que ya no te tengo que exigir el impuesto revolucionario, has aprendido que no puedes venir a Alcañiz sin alguna conserva de tu madre, jejeje.
Un abrazo muy fuerte y hasta pronto.