viernes, 16 de octubre de 2009

Mis dos hijos

La vida está jalonada de pruebas y tensiones pero también de momentos de indecible felicidad; gran parte de ellos corresponden a la infancia; una tarde de verano, la visión del mar por primera vez, una gran ciudad iluminada por la noche, un juguete extraordinario, y más escasamente a la madurez, la audición de un pasaje musical, un día de caza afortunado, algunas páginas de un libro, la contemplación de una obra de arte. Pero ninguno equiparable al de ver nacer a mis dos hijos; me apercibo ahora, que el paso del tiempo me permite ver con cierta perspectiva, cuando seguramente llevo más tiempo vivido de lo que me queda por vivir.
La amargura que hoy me ha correspondido, será, espero, lo peor que me deparará la existencia. Ver morir a uno de ellos duele como nada puede doler.
Con el transcurso del tiempo me estoy habituando a convivir con esta carga; es como llevar, un pesado fardo sin posibilidad de abandonarlo; y pesa mucho, muchísimo.
Vivo con la esperanza de que con toda probabilidad, me quedan todavía pasajes de “indecible felicidad”; es simplemente una cuestión de estadística.
Nadie me preparó para esto y nadie me está indicando el modo de sobrellevarlo, creo que me arreglaré solo, eso si, con el cúmulo de recuerdos, fotos, ocurrencias, excentricidades, luz, espíritu de Jaime y con la inestimable aportación, colaboración, apoyo y compañía de Paz, Ana, mi familia y de toda la gente que me rodea sin los cuales me resulta inimaginable esta misma situación.
La música es de un grupo finlandés, Apocalyptica, que nos dió a conocer Nuria Gañet, tía y profesora de chelo de Jaime.

3 comentarios:

Ana Dobato dijo...

Esta mañana, al salir de ponerme la vacuna, se me ha ocurrido ir a la Badina, al lugar donde Jaime tuvo el accidente... Manuel dijo que el ir ahí le relajaba... Así que me ha parecido que podía ser una buena idea... He aparcado el coche en la entrada al camino, y conforme bajaba iba pensado en el poema de María Pilar, en aquel Rey de los Elfos, en la sombra que producían los árboles al moverse con el viento... También cuando oía ruidos he pensado en El Duendecillo de los Bosques... "Igual es mi hermano que está por aquí correteando"
He pensado que podía escribir este post desde allí, desde la Badina, junto al lugar donde vi por última vez con vida a mi hermano... Pero conforme me he ido acercando, sólo he conseguido sudar y temblar, y cuanto más cerca estaba, más sudaba y más temblaba... Hasta que he visto las flores que le hemos ido poniendo, así como la construcción que reprodujo Raúl con tejas igual que la que Jaime hacía en la tapia del corral y para lo único que he tenido valor ha sido para echar a correr y huir lo más rápido posible de allí...
He hecho alguna foto, del paraje, del río, por si la quieres colgar papá, para que la gente que no conozca el lugar vea que realmente es tan bonito como todos decimos aunque para mí esta mañana haya resultado un sitio realmente desagradable.
Supongo que como todo, con el tiempo, volverá a ser un lugar más o menos agradable de visitar...
Un saludo

Anónimo dijo...

Jo prima...si que me sabe mal que hayas tenido esta experiencia...pero bueno, poco a poco hay que ir volviendo a la "normalidad" aunque estara claro que costara.
A ver...yo no dije q me relajara, es mas, la unica vez que he estado lloraba como una magdalena...pero a la vez notaba que estaba cerca de él, como tu bien relatas, lo cual me hacia estar "agusto", era un enfrentamiento muy complicado de sensaciones.
Yo cuando bajaba...pensaba en darme media vuelta y cuando vi, como dices, las flores y la construccion (desconocida para mi) me tuve q poner de cuclillas y casi sentarme, no podia...pero habia una parte de mi que me hacia verlo y casi casi poder hablar con él. Cuando pude recuperarme decidí seguir para abajo y llegar hasta el rio, donde me sente en una de las mesas de los merenderos y deje pasar el tiempo pensando, recordando...hasta que decidi q ya valia, que era suficiente "martirio" (entre comillas porque una parte de mi estaba "bien", cerca) y decidí marcharme, teniendo que pasar de nuevo por el sitio, en el cual me volvio a pasar lo mismo y "perdi" unos minutos despidiendome. La subida hacia el coche la hice casi casi corriendo, queriendo salir de ahi, la parte triste se apodero de la "bonita".

Rosi dijo...

En primer lugar quiero felicitar a Paz y Vicente por este blog dedicado a la memoria de Jaime. Gracias a los comentarios de todos nos hace reir y llorar a partes iguales y mantener muy presente la memoria de Jaime.
Recuerdo hace unos años que Paz y Vicente se fueron a Sevilla y Jaime se quedó con nosotros unos días, fueron días de risas y discusiones. Las discusiones principalmente eran las duchas y las cenas: “no quiero ducharme”, “en mi casa sólo se cena un plato”... Le dio durante esa temporada por decir que estaba gordo y que tenía que adelgazar, lo cual le iba muy bien para no querer cenar dos platos. Me llamaba “madastra” (no sin cierta razón), soy muy estricta con los horarios, comidas y RECOGIMIENTOS. Sería mas o menos este tiempo, en Octubre o Noviembre, y me viene a la memoria esa hora en la estábamos solos los dos en casa, yo trabajando en el ordenador o haciendo la cena y él haciendo los deberes en la mesa del comedor. Cuando terminaba sus deberes cogía el ordenador, que por aquel entonces tenía un juego para decorar casas, y venía donde yo estaba y me preguntaba cómo quería el comedor y la cocina y daba igual lo que le contestará porque siempre me cambiaba la decoración que yo había elegido. Antes de cenar debía ducharse y ponerse el pijama, no quería y protestaba, entraba en la ducha y me llamaba “madastra” y mientras lo enjabonaba cantaba lo más fuerte que podía como señal de protesta. Solía coincidir que a esa hora ya llegaba a casa Cotoño, él era el bueno, corría a darle un beso y abrazarle y le decía “Cotoño yo no quiero ducharme, no quiero cenar dos platos” a lo que Cotoño contestaba “Jaime, lo que diga la Rolli” y el siempre acababa diciendo “vale.... bueno.....”. Fueron días que Jaime compartió con nosotros libros, cuadros, pintores, risas, discusiones y algo tan importante y tan saludable como la vida cotidiana.

Os queríamos enviar un video de música y una foto de Jaime pero me parece que no podemos. A cambio Cotoño os envía este poema de Paul Celan, un poeta rumano que estuvo preso en un campo de concentración en Moldavia y que tuvo una vida algo azarosa.


Paul Celan
(Czernowitz, Rumanía, 1920 - † París,1970).

Los años de ti a mí

De nuevo se ondula tu cabello cuando lloro. Con el azul de tus ojos
cubres la mesa de nuestro amor: un lecho entre verano y otoño.
Bebemos lo criado por alguien que no era yo, ni tú, ni un tercero:
saboreamos algo vacío y último.
Nos vemos en los espejos del mar profundo y nos pasamos más de prisa las viandas:
la noche es la noche, comienza con la mañana,
me tiende junto a ti.


De "Amapola y memoria" 1952
Versión de José Luis Reina Palazón
Obras completas - Editorial Trota 1999