martes, 24 de agosto de 2010

El Museo Oteiza

Jaime, nos quedó pendiente contigo la visita al Museo Oteiza, por fin, la semana pasada tuvimos la oportunidad de acudir a la cita ineludible Ana, tu padre y yo. El Museo-Fundación se encuentra situado en la localidad navarra de Alzuza, a 9 kilómetros de Pamplona. En conjunto el recorrido mereció la pena. Bajo mi punto de vista es tan interesante el continente como el contenido. El edificio es obra del arquitecto Sáenz de Oiza y representa un gran cubo de hormigón rojizo concebido como una metáfora del universo oteizano. Destacan los ventanales que arrancan desde el suelo hasta mitad de muro, concebidos para favorecer la incidencia de la luz sobre las piezas y una pared conformada completamente de vidrio, desde donde se divisa el paisaje sin fisuras.
Las esculturas de Oteiza que se encuentran en la fundación datan desde su primera época con clara influencia étnica, hasta su última propuesta en torno a “la geometría, los poliedros, la esfera y el cubo” en clara sintonía con los constructivistas y los suprematistas como Malevich, recorriendo entre medio el periodo afín a Henry Moore.
Merece la pena visitar también la exposición temporal sobre la escultura española de 1900 a 1935, destacaré para hacer patria, las esculturas de Pablo Gargallo, de Maella, Bajo Aragón.
Todo muy interesante y atractivo, pero mis ojos no pueden evitar verlo con un poso de tristeza.
Desde que te fuiste, Jaime, los museos y exposiciones que hemos recorrido carecen de la luz y de la alegría que tenían cuando tú nos acompañabas. Añoramos tus comentarios, tu entusiasmo, tus referencias y citas continuas, tu exuberante vitalidad…
Tengo la sensación de que todo lo bueno, lo más puro y hermoso de la vida lo vivimos a tu lado. Ahora nos quedan tus recuerdos y sobretodo tu legado que es la curiosidad por todas las cosas y un amor pleno y colmado por la vida. Intentaremos ser buenos discípulos tuyos y recuperar la ilusión y el optimismo que te llevaste en tu postrer viaje a la cara oculta de la luna.
Paz.


El Museo, obra del arquitecto Sáenz de Oiza


"Construcción del vacio" (Jorge Oteiza)

Ana en la Fundación Oteiza

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Paz.
Ahora que se acerca el 1er certamen de violonchelo, estareis, seguramente, trabajando a tope en mil detalles para que todo continúe siendo un éxito. Os mantiene ocupados y, con toda seguridad, os va a dar muchas satisfacciones.
Para mi continuaís siendo un impulso en muchos terrenos. Hace muchos años, un buén amigo,vasco, me regaló un libro de Oteiza (quedó olvidado en un estante sin leer) "Quousque
Tandem...!" ( una interpretación estética del alma vasca) Y has sido tu con la crónica que publicaste en el blog de Jaime la que me has despertado de mi pereza cultural y tb el interés por leerlo.
Vuelves a decir que te acercas a una exposición con una mezcla de tristeza; recuerdo que aprincipio de verano tb te preguntabas si a tu hijo le seguiría interesando y gustando el arte,( o algo así). Y yo digo lo siguiente(no sé si sabré expresarlo con palabras):
Creo, no ya que le guste o interese,sino que él ahora está "ahí" él ahora es "eso". Forma parte de lo"inefable" , de lo "intangible". Dices que es uno con la eternida, y yo también lo siento de esa manera.
Si en esta vida disfrutamos del arte, es porque hay algo en nosotros que nos conecta con esa dimensión inefable de la que el arte es manifestación y vehículo. El verdadero arte, tu lo sabes muy bién, siendo completamente humano, lo trasciende, participando al mismo tiempo de lo divino.
Por eso pienso que al disfrutar de toda manifestación artística, a pesar del dolor de no hacerlo con él, es como si ahora disfrutarais de él, de su pura esencia.
Seguro que en los momentos y cosas hermosas percibes su presencia y en los malos su protección.
Un fuerte abrazo.
Menchu Sauras