domingo, 15 de agosto de 2010

Mi Dios

"Mi Dios no es un dios de barbas nevadas y túnica azul, vestido como el antiguo Zoroastro y habitando las alturas luminosas, en medio de una corte más complicada que la de Luis XIV."
Mi Dios no es irascible, ni justo, ni precisa sacrificios periódicos o simulacros de los mismos.
Mi Dios va conmigo, donde quiera que vaya, me acompaña en la vigilia y en el sueño, es mi creación y mi creador, es el combustible de mis órganos, me exhorta, me ilumina, confiere sentido a mi existencia.
Yo lo engendré, lo vi nacer, lo vi morir, lo deifiqué. La razón me induce a creer tanto como a no creer, y aun dando pocas o ninguna prueba de su existencia, tiene su altar permanentemente atendido y ornamentado, con servicios periódicos exquisitos.
La luz que brilla con el doble de intensidad dura la mitad de tiempo. Y tú has brillado con mucha intensidad, Jaime. Te has hecho merecedor de mi más absoluta sumisión y reverencia, eres mi Maestro y mi referente, en la adversidad y en la fortuna.
Espero no hacer nada por lo que este Dios de mi invención no me deje entrar en su cielo.
Estoy aprendiendo a estimar las ideas religiosas o filosóficas por su valor estético y aún por lo que encierran de singular y de maravilloso, no por su supuesto significado intrínseco.


20/07/09


28/06/09


Lucas Cranach the Elder:Paradise

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Apreciados Sr. Dobato y familia,
Quisiera tan solo, humildemente, transmitirles con unas brevísimas lineas mi admiración por su blog, tan lleno de sensibilidad, cultura y dignidad. Dí tiempo atrás con la página de un modo casual, como pasa a veces en internet, y, en el trance de haber vivido, también, la pérdida de un ser muy próximo y querido, hallé en sus escritos una sabia forma de trocar el dolor y volverlo vida y esperanza, no tan sólo homenaje. Creo que solamente desde una profunda inteligencia se puede lograr, de un modo tan puro e inequívoco, tal cosa.
Reiterando mi admiración, les envío, aunque no nos conozcamos personalmente, un afectuoso saludo y muchos ánimos para seguir escribiendo palabras tan pulcras y sensibles.
Carlos García Mateo (Barcelona).

Vicente Dobato dijo...

Estimado amigo Carlos y digo amigo porque lo es quien pura, desinteresada y altruistamente ayuda a su semejante. Tus palabras son justo lo que más necesitamos, son un bálsamo para nuestra inteligencia, esforzada en asumir y entender.
No nos conocemos, en efecto, pero hemos sintonizado y eso es lo que cuenta. Tu dolor es mío como tuyo es el que a nosotros nos atenaza. Que a ti te haya servido positivamente el caudal de vida y vivencias que hemos vertido en este blog hace que a nosotros nos resulte doblemente sanador.
Gracias por tu aportación con la esperanza de que retornes por aquí y leas estas líneas.

Anónimo dijo...

De Sr Hélène Mbuyamba, soeur missionaire de Notre-Dame d'Afrique-Rome

Bien chèrs Vicente, Paz et Ana,

Laissez-moi exprimer mon admiration pour ces paroles si touchantes de ce texte: " Mi Dios"! Elles ont une protée cosmique et témoignent, encore une fois, que le Maitre de la Vie est à l'oeuvre en chacun de vous. C'est Jaime qui est son intrument désormais, et quel instrument!
Avec mon amitié,
Hélène

Anónimo dijo...

Estimado amigo Vicente y familia,
Gracias por tus palabras, tan bonitas y profundas, tan sinceras, que he acogido con emoción.
Quisiera, y os pido disculpas si me aventuro demasiado, compartir con unas breves palabras mi experiencia, mi trance doloroso, que comenzó hace ya cuatro años con el fallecimiento de mi padre, como os comenté, y hacerlo de un modo positivo.
Quisiera deciros que, en ese trance que la vida, en determinados momentos, nos depara, es de enorme ayuda la amistad, el amor, la compañía, como lo es también el estímulo interior, que se alimenta de la conciencia de deber sanar tan profundas heridas con acciones palpables, con hechos tangibles, como el blog que publicáis. Intuyo que este blog es una magnífica forma de sanar tales heridas de un modo admirable, pues admirable es, como ya os he comentado, su contenido. Al menos en mi caso, y dado mi amor por el arte plástico, he encontrado en la pintura un precioso estímulo intelectual y, también, un modo de liberar, de una manera gratificante, el dolor encerrado, el dolor que mi alma renovaba y revivía diariamente, cotidianamente. Había que transformar ese dolor en cosas bellas, que pudieran compartirse, y convertir, poco a poco, la propia existencia en una necesaria paz vital. Es tarea difícil, y no existen pocos momentos en que el abatimiento parece dominarnos. Sin embargo, algún modo de felicidad, esa felicidad que parece tan lejana e insignificante, es (o debería ser) la mejor manera de estar cerca de la persona que fue y que tan profundamente añoramos.
No he querido, y os pido disculpas si así ha sido, resultar indiscreto o presuntuoso. Os sigo leyendo y os envío un afectuoso saludo y mi más sincero apoyo.

Carlos G. M.